La tecnología audiovisual ha abierto las posibilidades del relato a través de las grabaciones en video que surgieron con el desarrollo de la televisión, ya que el video permitió archivar imágenes para su posterior transmisión o retransmisión.
“Las primeras grabadoras de video eran máquinas similares a las grabadoras de sonido, pero utilizaban bandas de velocidad mucho mayor y grandes bobinas. Su función original era la de conservar los materiales registrados por las cámaras, para emitirlos cuando se considerara conveniente”.[1]
Ya “hacia fines de los años 60, los programas grabados superaban en cantidad y audiencia a los transmitidos en vivo. En los 70’s las compañías japonesas Sony, Matsuchita y JVC introdujeron los formatos Betamax y VHS (Video Home System) para que la videocasetera alcanzara al gran público”.[2] Esta tecnología removió los cimientos de la sociedad en cuanto sus intereses comerciales y de entretenimiento.
Los nuevos recursos audiovisuales modifican los niveles de conocimiento y percepción de imágenes, de ahí que por video-cápsula se entiende como un formato audiovisual de corta duración (no más de 10 minutos) que condensa información y mensajes a fin de acceder a receptores que pretenden encontrar materiales especializados sobre una disciplina o materia en particular.
La producción de video-cápsulas contribuye, por lo tanto, a reforzar el nivel de conocimiento de los individuos, ya sea en la educación formal e informal.
[1] Bettendorff, M. Elsa y Prestigiacomo, Raquel, El relato audiovisual, Buenos Aires, Longseller, 2002, p. 79.
